
De la mano artística y filosa de Nik, un fiel reflejo de la lectura de la sociedad sobre estas elecciones.



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Cuando Diego asumió como Director Técnico de la Selección Argentina, me pareció no solo el vértice de una pirámide que comenzó con aquel diego que sosteniendo la pelota bajo el brazo, sobre el piso de tierra de la canchita de Fiorito, nos decía, mi sueño es jugar un mundial, sueño que no solo pudo cumplir, varias veces, sino además saborear la gloria máxima, como en México. El diego DT, me parece una forma del éxito, que el hombre tiene frente al tiempo, frente a la maldad, frente a la mezquindad, y hasta a la muerte.
En general el tiempo siempre vence, la muerte prevalece, la mezquindad triunfa, y las sencillas virtudes, mas tarde o mas temprano, suelen quedar sepultadas.
Mas allá del éxito de Maradona al frente de la selección, Creo que hay mas, mucho mas.
Ese deportista que había sido vapuleado por una sociedad hipócrita, que lo señaló como un delincuente, siendo seguramente que ese mismo círculo que lo señalaba a el como el peor delincuente, mantenía y mantiene las mismas costumbres que se le enrostraban al 10.
Periodistas, pensadores, Intelectuales, si; intelectuales, en particular y mediocres en general lo atacaron por todos lados, se pusieron paternalistas con Diego, le dieron consejos, y empezaron a lamentarse que el 10 fuera ejemplo para muchos de nosotros.
¿Es ejemplo en un país?, en un mundo en donde la aspiración de la mayoría de las personas es obtener la calificación mas baja necesaria para aprobar y así poder seguir adelante, entregar lo menos posible para poder recibir lo mayor posible; negar la excelencia como si fuera demencial para conformarse con la mediocridad que permite zafar y seguir adelante.
Con clases políticas en donde constantemente a través de los actos nos demuestran que no están lo suficientemente preparados para afrontar el rol, para los que ellos mismos se empeñaron en hacernos creer que estaban capacitados, a veces hasta con nuestra propia complicidad. Dejando a la luz los peores actos de corrupción, de negociados…
Con una sociedad así, y en este sentido, Maradona es el 10, en un ejemplo para los chicos, para los más jóvenes.
Mostrándonos que a veces es deseable ser el mejor de todos, aunque a veces no se consiga, vale la pena la lucha y el intento.
Ningún deportista del mundo en la historia fue y es, tan perseguido, y pensar que cuando la comodidad le permitía circular en los medios, la gloria no le era ajena, eligió enfrentarse a los poderosos, equivocado o no, no creo que importe, pero tenía y tiene una opinión personal y la hizo saber, funciona como un hombre, en un mundo de ídolos vacíos de opiniones, y de posiciones frente a las cosas.
Diego tomó la posición mas incómoda, se coloco en el mismo centro de la incomodidad, que fácil hubiera sido para él, hacer como otros deportistas, amigos de los poderosos, hacerse patrocinar, agachar la cabeza y obedecer a cambio de réditos mayores.
Nunca se le perdonó su origen, cuantas veces escuché en una reunión, en la calle, en un programa de televisión, “y que querés con ese negrito”, “ese negrito villero”, “ese falopero”.
Los medios de comunicación, el mundo mismo, suele obligar a los luchadores quijotescos, y solitarios a jugar el juego que todos juegan. Es el juego del retruque, el juego de saber que Sócrates no escribió ningún libro, quien pinto la Gioconda y cual es la capital de Finlandia, el juego en donde la gracia consiste en reírse de quien no pronuncia la “s”. Ese es el juego que juegan los que manejan el mundo y los medios. Sin embargo Maradona, jugó el juego, pero el otro, el juego al que es muy difícil ganarle, y así, nunca pude ver a ningún periodista que lo desafiara a patear tiros libres, a hacer jueguitos con la pelota…, sin embargo, lo desafiaron a hablar, a polemizar, a aclarar cuestiones políticas, religiosas…. Todos perdieron ese juego, porque no encontraron en el, complicidad ni conformidad, eso mismo que encuentran en la alianza con los poderosos.
Ese pibe de Fiorito se sobrepuso a los miserables, a los que disfrutaron con verlo al borde de la muerte, destruido, fracasado. Y lo hicieron público, pisoteando una ética y una estética como nunca antes.
Ahora, muchos se debaten ante una encrucijada, deportiva y moral. Los mismos que muchas veces quisieron ver a Diego en el fracaso, quieren verlo también al frente de la selección, como animales al acecho esperan la renuncia del 10, la noticia de tapa que de vuelta al mundo, pero claro, esta en juego la clasificación al mundial, y no soportarían verlo sin participar, es alto el precio.
No hay diferencia con esta clase de gente y la que deseaba ver el fracaso de otros técnicos, con los que despotricaban cuando muchos jugadores del equipo contrario jugaban en la selección, era, el mejor argumento al día siguiente para justificar la derrota.
Los que caen en la facilidad intelectual y mundana de los medios, que repiten cosas que escuchan a diario.
Los mismos que se sienten argentinos, argentinísimos, cada cuatro años, embanderando celeste y blanco los autos, los portales de las casas y luciendo con orgullo la camiseta.
Deberíamos sentirnos así todos los días, no cuando se juega un mundial. Y si el argumento para no sentirse así de orgullosos siempre, es el país que tenemos y que todos ayudamos a construir, deberíamos replantearnos las cosas, deberíamos dejar de lado esto, que es solo un juego, por mas que para nosotros sea el mas maravilloso del mundo.
Diego en aquella bombonera repleta, el día de su homenaje dijo una frase sencilla, que quedará en la historia del futbol para siempre. “la pelota no se mancha”
Como no amar a Maradona, es el 10, es el Diego, es aquel barrilete cósmico, es la mano de dios. Es el que me hizo llorar de alegría y de tristeza, así es el amor, con virtudes y con defectos, el amor es incondicional.
Hagamos como Tadeo Isidoro Cruz, en el Aleph, de Borges, encargado de perseguir a Martín Fierro acusado de varios asesinatos, llegó con sus hombre hasta un galpón y lo encontró a Fierro tendido en un pajonal, en inferioridad de condiciones, a pesar de esto Fierro salió a pelearlos, a defenderse, Cruz, mientras combatía en la oscuridad, empezó a comprender que un destino no es mejor que el otro, pero que todo hombre, debe acatar el que lleva dentro, comprendió que las medallas y el uniforme, ya no le molestaban, comprendió su íntimo destino de lobo, no de perro gregario, comprendió que el otro era él, arrojo su arma, y gritó que no iba a consentir, el delito que se matara a un valiente y se puso a pelear contra sus propios soldados junto al desertor Martín Fierro, a pesar de saber que esto le costaría su propia vida.
por Facundo.
A menudo suelo decir, pero….."que mala suerte"; sin embargo, me he detenido a pensar en algunas cosas que en principio parecerían indicar lo contrario.
Desde niño he transitado la ruta dos, hoy autovía, cientos de veces, cuando aun era doble mano, sin ningún percance, sin que ningún conductor superando ampliamente los límites de velocidad nos embistiera. Sin que ningún micro apurado como todas las temporadas provocara un accidente en el que nos viéramos envueltos.
He viajado decenas de veces en vuelos de LAPA, que seguramente no cumplían con las reglamentaciones, como no hemos enterado luego de aquel trágico accidente frente al aeroparque; En vuelos de AUSTRAL, seguramente también habilitados deficientemente por la FFAA. Como el vuelo que se estrelló en Fray Bentos. Y en otros de Aerolíneas que seguramente estaban igual o en peores circunstancias. Esto me llevó a volar el Espacio Aéreo Argentino mas de una vez, sabiendo años después, que el sistema de radares ya era obsoleto, que los controladores pierden rutinariamente las imágenes de las aeronaves en pleno vuelo, que las comunicaciones son deficientes y que ninguno de los aeropuertos, ni los domésticos ni los catalogados como Internacionales, cumplen con las reglamentaciones básicas indispensables para la operatividad.
Participé de muchísimos recitales durante mi secundario, en lugares donde con plena seguridad las salidas de emergencia no existían a eran deficientes, seguramente habilitados por entidades correspondientes a cambio de coimas. Lugares, en donde más de una vez, se prendieron bengalas durante el recital, hecho que bajo ninguna circunstancia fue motivo de atención, para ninguno de los espectadores y para ninguna de las autoridades que seguramente controlaban el espectáculo.
Asistí a muchos espectáculos deportivos, futbolísticos en particular, en donde fuera del conocimiento de uno se organizaban con anticipación zonas liberadas, por la policía, por distintas autoridades del gobierno de turno, para que parte de la barra del club, se enfrente con otra, una lucha de poder interminable y aborrecible. Aceptado por las autoridades que buscan el apoyo de estos energumenos cuando lo necesitan, en actos políticos, en días de elecciones, o para garantizar la seguridad dentro del club, por estas zonas y mientras esto sucedía he transitado, ajeno a este conocimiento, por suerte sin que nada me pasara.
He festejado y brindado en año nuevo al aire libre, sin que una bala perdida me alcanzara, todos los años a pesar de las advertencias algún estúpido hace unos disparos al aire sin pensar, sin importarle, o sin entender que ese proyectil, luego, vuelve a caer al suelo.
Ni que decir de los años que he trabajado en el microcentro porteño, sufrido su tráfico, su caos, sin que ningún colectivo me arroyara luego de chocar por pasarse el semáforo en rojo, sin que un policía disparara contra un motochorro, indiscriminadamente sin ser alcanzado por alguna de las balas. Sin ser víctima de un robo con toma de rehenes, hecho casi habitual durante algunos tiempos en Buenos Aires.
Y así podría seguir enumerando hechos significativos, de los cuales he salido ileso o quedado exento de alguna secuela pura y exclusivamente por suerte, por buena suerte.
Nadie esta exento de algún hecho fortuito, de alguna incidencia de la naturaleza, así imagino y pienso, ocurren los accidentes, como una colección de hechos que terminan por provocarlo, pero este no es el caso, miles de argentinos hemos y seguimos estando expuestos a cualquiera de estas cosa que mencioné anteriormente solo por desinterés, por desidia, por ambición, por corrupción de las personas encargadas de controlar, de garantizar y de velar por nuestra seguridad.
Somos habitantes de un lugar así o somos sobrevivientes? No los sé, no logro darme cuenta aún.
por Facundo