No creo comprender el valor de las cosas, cuando no se tienen, cuando se han perdido, No lo creo necesario, Pues, hacerlo me resulta un ejercicio mental, lejano a las luces, a la inteligencia, solo queda recordar las cosas que se han ido, o hemos dejado, esa será en definitiva, una manera de retener algo de ellas, y eso, quizá, rescate un poco la alegría pasada, cuando la felicidad era plena, total. Sin embrago, ese recuerdo de la felicidad encierra en sí, la misma, indestructible tristeza.
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