sábado, 24 de octubre de 2009

Conferencia de Eduardo Strauch, sobreviviente en los Andes.





Desde luego que la “la historia de los Andes”, a mí particularmente no me gusta llamarlo milagro, es conmovedora y atrapante por donde se la mire o se la quiera o intente analizar, tanto el libro y la película “viven” me han dejado pensando en infinidad de cosas, en lo particular de la historia y en lo general de la experiencia. Ambos son en mayor ó en menor medida la visión de los hechos desde fuera del círculo de sobrevivientes, el último libro reúne los relatos de cada uno de los protagonistas, y es el que mejor nos ayuda a comprender la dimensión de lo ocurrido, leerlo conmueve, hace que mas de una vez, hagamos fuerza por no dejar caer esas lagrimas, que tragemos y contengamos la respiración por un tiempo, que nos quedemos mirando un punto sin mirarlo, y que volvamos a retomar la lectura al rato. Recorrer sus páginas es una gran experiencia de vida.

Hoy he asistido a una conferencia de uno de los sobrevivientes, Eduardo Strauch, es sereno, de hablar pausado, parece mas joven de lo que es, cuenta la historia de los Andes, con una visión humanista y despojada de cualquier sentimiento de heroicidad.
Jamás he sentido en un auditorio el silencio como hoy durante mas de dos horas. Jamás había sentido así el viento, el frío en la piel, la angustia, la desesperación, la incertidumbre, la fuerza y la felicidad durante un relato, por momentos hasta imaginé los olores….., nada, claro, comparado a la realidad.

Pocas veces vi un auditorio de pie como hoy, para el aplauso final.
Una experiencia única.

Cito a Eduardo Strauch.
….La sociedad de la nieve que creamos en los andes, es difícil de definir. En un primer vistazo puede parecer una comunidad prehistórica y salvaje, en ese entorno maloliente y despojado, muchos, como ha ocurrido, pueden pensar, que formamos una sociedad deshumanizada, donde asomó la bestia y sepultó al hombre.
A pesar de que en apariencia puede parecer que vivimos por debajo de los patrones humanos, fuimos más humanos que nunca. Dejamos todo lo material y nos aproximamos a nuestra esencia, enriquecimos el espíritu, y nuestros talentos de seres pensantes funcionaron al máximo. Un grupo de moribundos semicongelados y famélicos, que ignoraba por completo dónde estaba, abrazándose para no morir de frío, sin ningún otro elemento más que afectos e inteligencia, encontró la salida, la espiritual, la física.
Ahora, muchos años después estoy convencido de que los cuarenta y cinco pasajeros que subimos al avión en la mañana del 12 de Octubre de 1972, no sabíamos a donde íbamos. Era un vuelo sin destino, por eso cada uno llegó a un lugar diferente. Y cada uno que se acerca a este viaje asciende al mismo vuelo de destino incierto, sin saber adonde lo llevará….

Y tal cual el mismo se encarga de resaltar dice._ "yo estuve 72 días en la montaña....y 72 noches."_

Gracias.
Facundo Ochoa

charla realizada en el Instituto Grilli de Monte Grande, 23.10.2009