miércoles, 31 de marzo de 2010

ORGÍA

En cierto pasaje de "el bar del infierno" una persona cercana al emperador explica en que consiste esto de las orgías.....


Una orgía, hijo mío, separa el placer de sus consecuencias. Allí no hay referencias a la vida pasada o a la posición social fuera de ese ámbito. Pero hay que decir que ciertos datos previos iluminan el placer de un modo delicadamente perverso: observar el desenfreno de alguien cuya castidad es pública multiplica la voluptuosidad. De todos modos, es deseable la aniquilación de las identidades. La luz debe ser tenue; las palabras que se intercambien, impersonales. Los celos, el orgullo y la imposición de derechos adquiridos previamente están, desde luego, fuera de toda orgía. Los turnos, las simetrías, la disposición coreográfica deben limitarse. Es preferible, querido mío, una sensación de caos, aunque es sabio procurar que la lujuria de los concurrentes vaya creciendo de un modo homogéneo. Es decir, se reducirán al mínimo los estallidos precoces o tardíos. En algunas civilizaciones de la antigüedad clásica existían ocasiones especiales en las que todo el pueblo participaba de una orgía. Sin embargo, en general, se exigía la pertenencia a un determinado grupo que perseguía idénticos fines y corría idénticos riesgos. Los partos, según el testimonio de algunos viajeros, organizaban reuniones de desenfreno que sucedían en la más completa oscuridad para no comprometer identidades, linajes o jerarquías. Algunos pensadores consideran esto un grueso error. La orgía no es imaginación ni elipsis sino justamente la realización contante y sonante de disipaciones que alguna vez soñamos. Debo decirte que, a lo largo de la historia, se ha discutido mucho acerca del momento en que debe finalizar una orgía. Desde un punto de vista clásico, el sueño y la relajación general, la desordenada quietud en los salones y los sucesivos despertares con retiradas furtivas son señales claras. Algunas veces, conforme a ciertas regulaciones rituales, la orgía finaliza en un instante más filoso, marcado por un suceso puntual como un sacrificio, el amanecer o un incendio. Alejandro de Macedonia consideraba como conducta criminal la continuación de las pretensiones lascivas después del fin de la orgía. El emperador Calígula solía ensañarse con los cortesanos que llegaban tarde al desenfreno, pues sentía que contaminaban de cotidianidad un estado de conciencia que a veces resultaba trabajoso alcanzar. Los años me han enseñado a despreciar el discurso amoroso de los burgueses: "Yo siempre creí que A, hasta que B. Me prometiste que X y sin embargo, Z. Pídeme si quieres que A, A', A" o A'", pero no me pidas que C". En la orgía no hace falta la explicación del deseo para legitimarlo. Y ése es el primero de los goces. Los licores y los afrodisíacos, niño de mi corazón, son indispensables no sólo para asegurar el desenfreno sino para atribuir a las sustancias la responsabilidad de nuestras bajezas. Se entiende que estas preparaciones nos dominan, nos poseen y nos expulsan de nuestro ser. Como ya te habrá dicho tu madre, es perfectamente inútil aspirar a lo orgiástico con la mera concreción de una cita colectiva de expectativas sexuales. Una verdadera orgía presupone un estado de conciencia diferente y superior que debe ser alcanzado por procedimientos que implican, casi siempre, una ética y una estética. Los mercaderes enriquecidos que fuman opio y se rodean de prostitutas en el barrio del Soho son solamente imbéciles y debe serles prohibido el ingreso a cualquier saturnalia. Y ahora ve, hijo mío, y sé feliz.


orgías IV. BAR DEL INFIERNO
ALEJANDRO DOLINA.

lunes, 29 de marzo de 2010

DECEPCION.

Desde luego que uno, a lo largo de los años, ha sufrido decepciones varias, por distintos motivos; ó por diferentes circunstancias.
Ya mas grande caigo en la cuenta que en su totalidad han sido hijas de mis preferencias, a lo mejor debería ser menos selectivo, ó mas objetivo. No lo se, pero el caso es que recuerdo una en particular, cuado niño que me marcó mucho, y contrariamente a lo que supone el entendimiento conforme uno va creciendo, no ha sido, ni los reyes, ni el conejo de pascuas, ni Papá Noel, ninguno de esos personajes me angustió tanto como el hecho de enterarme que los caracoles enormes que mi madre guardaba en la repisa, al llevármelos al oído no guardaban en su interior el ruido del mar que les había quedado grabado y guardado de tantos años allí.

Por desgracia un día me llevé una taza vacía al oído, y el efecto era el mismo, cualquier cuerpo con similares formas produce el mismo ruido. Que decepción.

Debo confesar igualmente que cuando veo un caracol, no puedo evitar volver a hacerlo y…, por una par de segundos, vuelvo a imaginarme el fondo del mar, pero solo dura un instante esa felicidad ayuna de toda razón.

Me gusta creer que el caracol después de tantos años en el fondo del mar, sufriendo sus embates y demás, atesora un su interior el sonido de su ambiente, de su origen, de su ser; y que son indivisibles.

Al fin y al cabo no nos pasa a todos algo parecido?

Facundo Ochoa

sábado, 20 de marzo de 2010

Hebe,Cobos.

"ALGUIEN TIENE QUE SACARLO", y es literal, no está sacado de contexto. a la vez que agregó unas palabras insultándolo, de muy mal gusto.Esto es lo que dijo la Sra.Hebe de Bonafini en un acto público y ante un micrófono sobre el Sr. Vice presidente de la nación, Julio Cobos. Elegido democráticamente.

Donde han quedado las formas, las maneras.el exceso? las mismas que se han defendido con capa y espada?

sábado, 13 de marzo de 2010

Esos chistes que nos hacen reír un largo rato.

A veces, según el contexto y la hora, escuchamos un chiste que nos hace reír un largo rato, sin saber muy bien porque....este es el caso.


Iba un huevito y un tomate caminando por la calle, cuando el tomate dice:
- Cuando sea grande, voy a ser un tomaton y el huevito se puso a llorar.

jueves, 4 de marzo de 2010

MARTIN PALERMO

Hace dos años, dije casi lo mismo que digo ahora. Esta columna como aquella en un sentimiento. Porque es casi imposible definir con palabras el milagro de Martín Palermo. Hay que verlo. Hay que permitir que la emoción te salga a borbotones. Tiene las dimensiones de esa Bombonera querida que tiembla y que late. Igual que Martín. Esa fe casi religiosa que es Boca lo tiene Palermo en el altar mayor. Lo lleva en el corazón como si fuera una estampita de San Martín de la Tenacidad. El transmite que el gran capitán es capaz de cruzar los Andes si se le ponen adelante. Líder positivo le dicen ahora. Y tal vez ese sea su secreto. Su tenacidad. Esa capacidad de sobreponerse a todos los problemas. Tal vez ese sea su mejor ejemplo para los chicos. Esa actitud guerrera y quijotesca de desafiar todas las adversidades. El valor de un hombre no está en no caerse nunca. Está en caerse y volver a levantarse. Una y mil veces. Y seguir luchando. Y apretar los dientes. Y meterle para adelante sin bajar los brazos ni perder la ternura jamás. Sin darse por vencido ni aun vencido. Tal vez esa sea la luz que dispara Palermo con sus goles. Porque le pasó de todo. Y todo lo superó. El gol numero 100 que metió a pesar de tener rotos los ligamentos cruzados de la rodilla que es una de las lesiones mas dramáticas.
O su vuelta contra River - casi sin practicar- y aquel golazo con esa media vuelta que duro una eternidad. Y la fractura de tobillo con esa maldita pared que se le cayó en España mientras se abrazaba con los hinchas. Y los tres penales errados en la selección. Muchos no vuelven más de semejante fracaso. Y Palermo volvió. Siempre vuelve. Todos creen que ya esta. Que se tiene que jubilar. Que no va más. Y Palermo les tapa la Boca con goles y hazañas. Y los problemas con sus parejas. Y la muerte de ese hijito cuyo nombre tiene tatuado en su brazo y que besa después de cada alarido. La vida le fue poniendo miles de barricadas. Le hizo miles de zancadillas y el las fue derrotando a todas. Una por una. Por eso nos deja sin palabras. Ya no alcanza decirle San Martín de la Tenacidad. O Martín Fierro. O Alto Palermo. O el Titán o el Loco. Encima es un tipo noble. Un grandote buenazo que tiene problemas para manejar su torpeza. Por eso le dicen burro sus rivales. Porque no tiene la sutileza de Román o la magia de Maradona. Pero ya igualó a Cherro en goles y, perdón por la herejía, superó al mellizo Barros Schelotto en idolatría. Y mantiene intacta la locura y la inocencia de los chicos. Solo un loco o un genio es capaz de caminar por el alambre del aire con esas cabriolas increíbles. Los goles de chilena, el de media cancha y los estallidos de las multitudes frente al mejor cabeceador de todos los tiempos. Nunca le tiemblan las piernas. Fernando Bravo le dice el mojarrero pero en el fondo lo admira. Siempre vá al frente. Es un canto al coraje. Ojalá siga siendo tan burro y tan genio. Porque Palermo demuestra que se puede ser las dos cosas. Ese misterio solo lo conocemos los de Boca y los de Estudiantes que compartimos el amor por su camiseta. Gracias por todo Martín. Por dejar hasta la última gota de energía en esa camiseta que usa el pueblo de carnaval. Te debo montañas de abrazos fuertes con mi hijo en las tribunas. Todos los días cuando voy a despertarlo te veo gigante en la foto de la pared abrazado con él. Y te saludo agradecido. Porque eso no tiene precio. En esta Argentina tan crispada y tan llena de agresiones, te agradezco Palermo por la alegría y la tenacidad. San Martín, el santo de la goleada. Prócer de la Boca.

Alfredo Leuco
columna en radio continental
bravo.continental.com.ar